26 de febrero de 2013

¿NEGLIGENCIA O LÍNEA?/ PIEDRA EN EL ZAPATO



Lilia Baizabal
por Lilia Baizabal
“Un hombre de estado es un político que se pone al servicio de la nación. Un político es un hombre de estado que pone la nación a su servicio“: Georges Pompidou.
Tan mal andan las cosas en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), del Gobierno Federal presidida por la ex perredista Rosario Robles Berlanga, que nadie explicó por qué fueron excluidos del programa “Cruzada Nacional contra el Hambre” cuatro de los municipios de Veracruz donde se concentra la mayor pobreza como son Tehuipango, Texcatepec, Los Reyes y Tequila, todos ubicados en la sierra de Zongolica.
De acuerdo con un cruce de datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y del listado municipal del programa dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), los ayuntamientos de Tehuipango, Texcatepec y Los Reyes y Tequila, considerados con pobreza extrema, fueron marginados de la Cruzada Nacional considerada como Programa estrella de la gestión de Enrique Peña Nieto.
Cómo puede ser que el municipio que ocupa el segundo lugar nacional en pobreza extrema Tehuipango, no aparezca en la lista de las comunidades que deben ser apoyadas de manera intensa por el programa que se comprometió exterminar de raíz el hambre en todo el país.
Quiénes fueron los funcionarios de la SEDESOL que presentaron la lista de los municipios más pobres y en qué se basaron para considerar que los pobladores de las citadas comunidades del estado de Veracruz,  no merecen recibir fuerte apoyo dentro de la salinista Cruzada Nacional contra el Hambre.
¿Salinista?, por aquello del Programa Nacional de Solidaridad, que casualmente, tuvo los mismos propósitos, objetivos y como se notó, no cumplió con nada.  Recordamos que la gestión de Salinas de Gortari finalizó con un levantamiento zapatista, y heredó los primeros20 millones de pobres.
El 20 de enero de este año, la Presidencia de Enrique Peña Nieto,  presentó con “bombo y platillo”, el “reinventado”, programa que juró combatir, eliminar de raíz, las severas deficiencias alimentarias que padecen poco más de 50 millones de mexicanos.
Lo que no nos queda claro es si falló el nuevo delegado federal de la SEDESOL en Veracruz, Ranulfo Márquez, por no estar al pendiente de enviar la información sobre la triste realidad que viven los habitantes de la Sierra de Zongolica y otras comunidades del estado.
No existió disposición de los funcionarios federales para incluir a Veracruz, aprovechando la ignorancia total en estos temas de la titular de SEDESOL Rosario Robles,  hubo alguna “línea política”, para que no se apoyara al estado o simplemente, se terminó con la pobreza en los citados municipios.  Qué sería.
Podrían ser las tres primeras situaciones, pero no la última. Porque de acuerdo a las últimas cifras de la CONEVAL del año 2011, durante la gestión fiel, la pobreza extrema en el estado de Veracruz, creció en 600 mil habitantes. Y en estos dos últimos años, se duda mucho que hayan logrado contrarrestar el problema.
Es grave y preocupante que al inicio de esta naciente gestión federal se excluya a Veracruz en un asunto tan delicado como es considerar los apoyos para los habitantes de esos cuatro municipios con mayor población en pobreza extrema, aunque en realidad son más las comunidades que necesitan con urgencia, que se les lleven fuentes de empleo, los 23 programas sociales de la SEDESOL y toda la ayuda que organizaciones civiles quieran ofrecerles.
El hambre deriva de la pobreza y la mala planeación del desarrollo de nuestra sociedad, la misma que es consecuencia de malos manejos y saqueos en la administración pública, esa que cada sexenio le entregamos a nuestros políticos para que rindan cuentas malas, muy malas, cada vez peores.
Los funcionarios públicos prefieren llegar con sus camiones llenos de despensas especialmente en época electoral, que ofrecer una solución a fondo para terminar con el problema.
Es evidente que no combaten el hambre, ni la pobreza, porque de esta forma, tienen asegurados los sufragios en época de elecciones. Imaginen, qué harían los políticos, sin los votos de 50 millones de mexicanos que con el estómago lleno, aunque sea de arroz, frijol y tortilla,  no venderían su sufragio por una tarjeta Monex, una despensa, una cobija, un aparato eléctrico o un cerdito.
Crear infraestructura, organizar la producción agrícola, poner a producir al campo mexicano, llevarles empleo, crear condiciones para que verdaderamente se trabaje en equipo, es un gran reto. Esto y no otra cosa, es lo que debería hacer el gobierno de Enrique Peña Nieto si es que son sinceras y ciertas, las intenciones reveladas en la Cruzada Nacional Contra el Hambre.
Reconocer que hay hambre en nuestro país tampoco es un logro, es una necesidad. Emprender acciones y combatirla no es un acto de caridad, es una obligación. El hambre es mucha y la gente que se la aguanta es más, pero quienes la provocan son los mismos que cada seis años prometen combatirla: los presidentes y gobernadores en turno.
Pero como reza la sabia frase popular, “la culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre”. Traducido, México seguirá avanzando hacia el caos, la corrupción en la administración pública, la inseguridad, la intolerancia, el abuso de los poderosos sobre los débiles, mientras los ciudadanos no se preocupen por atender y participar en la solución de los graves problemas.
Nos incrementan los precios de la gasolina  en forma mensual; se aproxima el incremento del IVA y su aplicación a alimentos y medicinas; Las tarifas de luz se incrementarán bajo el supuesto del incremento mensual de las gasolinas; El precio del huevo se fue al doble y en ocasiones al tripe de su valor.
Usan el pretexto de la influenza aviar para incrementar el precio del pollo.
En México se incrementó a más de 50 millones el número de pobres y los indígenas siguen siendo más de 10 millones. Pese a todo esto, el Presidente de la República Enrique Peña, se va a comprar un avión Boeing 787 Dreamliner con valor de más de 10,000 millones de pesos. ¿Creen esto justo?.
¿Y qué hacemos los ciudadanos ante esto?.  Nada, absolutamente nada. Y muy seguramente, por eso enfrenta el país una triste y preocupante situación. ¡Lástima!.

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