7 de marzo de 2013

FIDEL, EL DESCUARTIZADOR/ ZONA FRANCA




FIDEL HERRERA Y JAVIER DUARTE, LOS DOS GOBERNADORES DE VERACRUZ, NO SOLAMENTE PUDRIERON AL PRD DE LA ENTIDAD, SINO QUE DE PASO CONTAMINARON LA LUNA DE MIEL QUE VIVÍA PEÑA NIETO CON LA OPOSICIÓN AFÍN, PUES UNA DE LAS PREMISAS DEL PACTO POR MÉXICO ERA QUE EL PRI Y LOS GOBERNADORES PRIÍSTAS OBSERVARAN RESPETO A LOS PROCESOS ELECTORALES.
¡¡¡QUE BONITAS CARITAS...QUE BONITO ES EL PODER!!!
por Roberto Morales
6 marzo, 2013
Con el aval del PRD nacional o no, el desmembrado PRD veracruzano poco representa como opción opositora en los próximos comicios electorales.
Para estos momentos, los propietarios de la franquicia del PAN en Veracruz —sean los Yunes o los Pipos o el mismo Julen Rementería— deberían estar reconsiderando si les conviene aliarse con un partido que está casi o completamente contaminado por el fidelismo, amén de sus múltiples conflictos internos.
El co-gobierno de Duarte-Fidel, si bien destripó a uno de sus adversarios —el PRD veracruzano—,ya provocó la ruda intervención de la Comisión Política Nacional del PRD que en su calidad de “órgano superior” determinó que será esa instancia la que decidirá en el proceso electoral del estado de Veracruz, por lo que desechó cualquier resolutivo del Consejo Estatal y reconoció en Juan Vergel Pacheco, su dirigente estatal. las facultades para encabezar los acuerdo ante el Instituto Electoral Veracruzano (IEV).
Fue, literalmente hablando, un manotazo en la mesa y un intento, quizá tardío, de poner orden en el remolino de pasiones que sacude al PRD estatal, donde unos rechazaban la alianza con el PAN, otros la apoyaban y finalmente todos terminaron repudiando ir a la próxima elección de la mano del panismo.
El conflicto del PRD veracruzano tendrá serias repercusiones en la agenda del nuevo Maximato neoliberal. El CEN del sol azteca advierte del “marcado intervencionismo del gobierno priista de Veracruz y la descomposición de un reducido grupo de perredistas que facilita el divisionismo interno”.
Fidel Herrera y Javier Duarte, los dos gobernadores de Veracruz, no solamente pudrieron al PRD de la entidad, sino que de paso contaminaron la luna de miel que vivía Peña Nieto con la oposición afín, pues una de las premisas del Pacto por México era que el PRI y los gobernadores priístas observaran respeto a los procesos electorales.
Con esa y otras reglas, PAN y PRD le entraron al Pacto por México, un instrumento político que no solo legitima a Peña Nieto sino que permite consensuar las reformas estructurales, llevarlas al Congreso y convertirlas en el motor del gobierno peñanietista. Lo que hoy se observa, sin embargo, es que el PRI sigue en su cultura del fraude y en la perversión de sus enemigos políticos, por supuesto, saboteando a la oposición. Dice que sí a la limpieza electoral, pero se dedica a la puerqueza electoral.
La Gran Alianza por Ti se erigía como la alternativa de cambio para el pueblo veracruzano, pues tranquilamente PAN y PRD podrían haber duplicado los votos del PRI y cambiarle al rumbo al estado en el último tramo del gobierno de Javier Duarte. Sin el control del Congreso, el PRI difícilmente tendría podría retener la gubernatura.
Todo marchaba bien hasta que apareció el factor Fidel. Un sector del perredismo, notoriamente identificado con el ex gobernador de Veracruz o cobijado por Javier Duarte, se opuso a la alianza y la combatió con las herramientas de que disponen los militantes del PRD para frenar las decisiones y los acuerdos de sus órganos de dirección.
Lo que los veracruzanos han observado es de locura. El grupo inconforme creó un nuevo consejo estatal, integrado por perredistas que no fueron electos en ningún proceso interno, o por personajes ajenos al PRD. Ese consejo patito desconoció los acuerdos que permitieron entablar la alianza con el PAN.
Esos consejeros desconocieron al líder estatal del PRD, Juan Vergel Pacheco, lo destituyeron y colocaron a un títere de la fidelidad y del duartismo, Sergio Rodríguez, ex alcalde de Ciudad Mendoza, como nuevo presidente estatal. Sergio Rodríguez había sido director del Servicio Estatal de Empleo al inicio de este régimen, aunque luego lo botaron por conflictivo y soberbio, pero nunca dejó de ser uno de los esquiroles del co-gobierno Duarte-Fidel.
El conflicto llegó a grado de que la fracción fidelista del PRD registró a Sergio Rodríguez como nuevo presidente ante el Instituto Electoral Veracruzano.
El otro consejo estatal del PRD, el que apoyaba a Juan Vergel Pacheco, de pronto dio un viraje. De respaldar la alianza con PAN, finalmente la rechazó.
En los tribunales se dirimía si el registro de la alianza era legal, si existía o no consejo perredista, si éste avaló la alianza con el panismo, si la Comisión Política Nacional del PRD tenía facultades para sostener el acuerdo con el panismo. Todo un show en el que un día se rompía la alianza y al otro la remendaban.
Por último, el PRD nacional dijo que sí a la alianza y sostuvo a Juan Vergel como su representante ante el IEV.
La mano de Fidel Herrera descuartizó al PRD y los perredistas, con su habitual beligerancia y su predisposición a convertir en conflicto hasta lo más noble y genuino, se encargaron de dar el espectáculo.
A distancia, los dueños de la franquicia del PAN, los Yunes, la corriente del Pipo Vázquez Cuevas y los seguidores de Julen Rementería, observan cómo se desgreñan sus aliados electorales y, por supuesto, analizan qué tan conveniente es ir juntos a la próxima elección del 7 de julio, luego que la sociedad ve que el PRD no es la opción y mucho menos una oposición seria a la que se le pueda dar la confianza para que represente a los veracruzanos.
Lo que ocurre en Veracruz tampoco es de mero consumo interno. La intromisión de Javier Duarte y Fidel Herrera en la vida interna del PRD, y el esmero por destroncar la Gran Alianza por Ti, tendrá fuerte impacto en el presidente Peña Nieto y su Pacto por México.
Confrontado con el PAN y el PRD por el caso Veracruz, difícilmente logrará los acuerdos para sacar las reformas estructurales, la hacendaria, la energética. Gran parte del conflictose lo deberá a Fidel Herrera, quien en su afán por sabotear a sus adversarios y sostener el gobierno de su títere Javier Duarte, no midió las consecuencias y, mucho menos, que terminaría agriando la luna de miel de Peña Nieto con la oposición.
¿O será que ese fue su propósito?.

FUENTE: NOTIVER

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