16 de marzo de 2013

IZQUIERDA DILUIDA

 - ANALISIS
Jespus Zambrano y Dolores Padierna. Enfrentados Foto: Miguel Dimayuga
 Jespus Zambrano y Dolores Padierna. Enfrentados  Foto: Miguel Dimayuga

MÉXICO, D.F. (apro).- Engolosinada con la presencia de Enrique Peña Nieto, así como por haber sido incluida en el llamado Pacto por México, la izquierda en la Cámara de Diputados se desdibujó.
El PT, que se sumó a la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador y le dio todo su respaldo en la última Legislatura (2009-2012) del periodo de Felipe Calderón, decidió hacerse a un lado.
De la combativa fracción que puso de cabeza a priistas y panistas en San Lázaro y que incluso logró que no se cobrara a jubilados el Impuesto Sobre la Renta (ISR), ya no queda nada. Ahora, sólo en contadas ocasiones vota unida contra PRI o PAN y, en otras, lo hace de manera dividida.
El PT se encuentra de manera formal en el bloque de izquierda, pero en los hechos nunca discute ni promueve el debate. Van dos ejemplos: En el Instituto Federal Electoral IFE), donde todos los partidos cuentan con una posición pero sin derecho a voto, el Partido del trabajo nunca intervino durante la discusión del caso Monex ni menos aún en el análisis del rebase de tope de campaña del priista Peña Nieto.
El segundo caso sobre la dudosa actuación del PT se dio el jueves 14, durante la “discusión” sobre la reforma a la Ley de Telecomunicaciones. Ese día, al fijar los partidos su posición y que es la que da la pauta sobre cómo será el voto en el pleno, el PT optó por guardar silencio.
Fue el único partido que no fijó posición. Ricardo Cantú, su representante, se dedicó, en la segunda etapa, a presentar una serie de reservas; éstas, se sabía de antemano, serían rechazadas, pues PRI, PAN y PRD avasallarían en voto.
La actitud de los petistas no resulta extraña si se considera que en Baja California se alió con el PRI, justo hoy cuando el tricolor tiene grandes posibilidades de ganar las elecciones para gobernador el próximo 7 de julio y recuperar el poder después de que el panista Ernesto Ruffo Appel le ganó a la priista Margarita Ortega Villa.
El PT perdió posiciones con López Obrador. De hecho, cuando se discutía el presupuesto, los petistas de toda la vida eran quienes negociaban a cambio de que se les mantuvieran recursos en los municipios donde aún son gobierno. Los diputados obradoristas que habían llegado al Congreso bajo las siglas del PT estaban nulificados para participar en esas negociaciones.
En cambio, cuando se trataba de luchar en contra de reformas a la Constitución que no afectaran su presupuesto, como por ejemplo, la energética, sí hacían bloque con los obradoristas y hasta tomaban la tribuna.
Caso emblemático por supuesto es el de Mario Di Costanzo, quien fue uno de los críticos más duros hacia el panismo y el priismo. Hoy es funcionario federal del gobierno de Peña Nieto.
Y lo que en legislaturas pasadas se vio en el PT, hoy lo vemos en el PRD, el aliado indiscutible del PRI.
Hoy el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, no sólo es el presidente del Pacto por México, esa cosa extraña que legisla y ordena a las Cámaras, sino que los miembros de su corriente política, Los Chuchos, se han dedicado a hacer el trabajo sucio del PRI.
Dos ejemplos también. Cuando se discutió en comisiones de San Lázaro la eliminación del fuero a legisladores, secretarios de Estado, gobernadores, alcaldes y el Presidente de la República, correspondió al PRD defender a Peña Nieto.
Y ¿cómo lo hizo?, pues desde que aceptó la presidencia de la Comisión de Puntos Constitucionales. Para nadie es desconocido que es en esta instancia donde se realizan los cambios más importantes a la ley, a la Constitución, su propio nombre lo dice.
El PRD sabía, como la mayoría de los mexicanos, que el gobierno de Peña Nieto hace y hará cambios a la Carta Magna. Por lo tanto, al aceptar la posición de la presidencia de dicha comisión se daba por entendido que tendría que “conducir” tales trabajos.
Y la primera alianza legislativa la hizo el PRD el 27 de febrero, cuando el presidente de la comisión no supo mantener la minuta sobre el fuero como venía del Senado, es decir, que retiraba el fuero al Presidente de la República.
Cierto es que el PRI cuenta con su aliado formal, el PVEM, para ganar cualquier votación, pero la función del presidente de toda comisión es no dejarse avasallar y promover la discusión y el debate. Ello no sucedió con el retiro del fuero como no fuera la de un par de posicionamientos en contra.
La habilidad política debe estar presente en el presidente de la Comisión de Puntos Constitucionales, es el primer filtro para cualquier modificación constitucional que el gobierno de Peña Nieto pretenda hacer. Sin embargo, el PRD ubicó en esa posición a una persona que hasta el momento no ha dado muestras de gran habilidad política.
Y el segundo caso sucedió apenas la semana pasada, cuando el presidente de la comisión fue rebasado en el tema de las telecomunicaciones. Primero no fue una iniciativa que surgiera de los diputados encargados de hacer las leyes, sino del llamado Pacto por México. Después, ya estando en la citada comisión, el presidente de esa instancia nunca promovió el debate y sí en cambio fue hecho a lado por el PRI, quien conformó junto con el PAN y el propio PRD una mesa de discusión alterna.
Entonces, ¿para qué existen las comisiones y se les paga tanto a los presidentes’, se pregunta el ciudadano común.
Con estos actos, la mal llamada izquierda del PRD quedó eliminada, fue como en el caso del PT, absorbida por el PRI.

Hoy sólo queda como reducto el partido Movimiento Ciudadano (MC). Sus 16 legisladores nada pueden hacer para detener las reformas constitucionales o cambios a leyes secundarias, pero lo que sí pueden lograr es lo que realizaron los petistas-obradoristas de la Legislatura pasada: evidenciar los verdaderos intereses que están detrás de cada cambio propuesto por el peñismo y respaldado por el priismo.
Desdibujada la izquierda como fuerza política no queda más que la actuación de la ciudadanía. Son los mexicanos apartidistas, los renegados del sistema político de partidos los que tienen la obligación ahora de “cercar” al gobierno, de vigilarlo y de exigirle, porque está visto que el PRD y el PT no lo harán.
Y bueno, del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hablaremos en otra ocasión, pues en la Cámara de Diputados no existe y en el plano electoral los veremos hasta los comicios intermedios de 2015. Lo mejor que les puede suceder es encabezar los movimientos sociales contra el aumento de impuestos, a la gasolina y la privatización del sector energético. Y eso, si la gente se deja encabezar, porque si de algo estamos seguros muchos es que la población ya no cree en los partidos.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx  
twt @jesusaproceso

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