27 de julio de 2013

Z-40: ¿ASPIRINA?

• Rogelio Cárdenas

¿Llegaremos a ver a los grandes lavadores de dinero y a los narcopolíticos ante los jueces o, me-jor aún, en la cárcel? 

La detención de Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, ha provocado numerosos elogios al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, lo mismo en el plano nacional como en el internacional. Mediáticamente, las autoridades federales han sabido capitalizar esta situación.

Los prolongados aplausos, así como la rentabilización de este asunto eran de esperarse. Este peligroso delincuente no es un capo más, sino el líder máximo de Los Zetas, la organización criminal más poderosa de la historia de nuestro país. Este emporio del crimen, que se ha caracterizado por su brutalidad extrema, contribuyó a la expansión y profesionalización de los ejércitos de la delincuencia y —ojo— a la diversificación de las actividades ilícitas, más allá del narcotráfico.

Esto es muy trascendente, pues con Los Zetas se fortalecieron al menos 22 delitos económicos que hoy maneja la delincuencia organizada. Entre éstos, trata de personas, extorsión, secuestro, pornografía, tráfico de armas y de indocumentados, y, muy importante, lavado patrimonial. En esta coyuntura, las disputas por el control de los territorios han traído una violencia extremadamente sádica, nunca antes vista en la época contemporánea nacional.

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