29 de agosto de 2015

JAVIER DUARTE YA NO CABE


El corrido del eterno retorno ¦ Por Carlos Velázquez

El pasado 15 de agosto un grupo de artistas, intelectuales y periodistas destinaron una carta abierta al presidente de la República Enrique Peña Nieto. Demandaban que se garantizara el ejercicio del periodismo en México y se esclarecieran los homicidios acaecidos el 31 de agosto en la colonia Narvarte. El fotoperiodista Rubén Espinosa, corresponsal de Proceso en Veracruz, fue asesinado en la ciudad de México, tras huir al recibir amenazas en su entidad. Un crimen que se suma a una lista conformada por otros catorce periodistas ultimados más tres desaparecidos. El multihomicidio, donde también murieron Alejandra Negrete, Yesenia Quiroz, Nadia Vera y Mile Virginia Martín, desencadenó un circo mediático por parte de las autoridades. Hipótesis infundadas de bajeza intentaron en vano restarle tintes políticos a los crímenes. Pero detrás de todas las teorías permeaba la sombra de Javier Duarte, gobernador de Veracruz.

En dos días se cumple un mes de la matanza de la Narvarte y hasta el momento sólo se han obtenido dos reacciones por parte de las autoridades. 1) Mancera va a llamar a rendir declaración a Javier Duarte, y 2) Una respuesta a la carta abierta, fechada el 18 de agosto, escueta y plagada de la retórica gubernamental de siempre, firmada por Roberto Campa Cifrán, subsecretario de Derechos Humanos de la segob. En ella se asegura que ninguna línea de investigación está descartada. Cuesta no ser apocalíptico, pero conocemos de antemano el desenlace. La investigación de la muerte de Rubén Espinosa se empantanará como la de los otros periodistas asesinados en el país.

Esta es la segunda ocasión que escritores y periodistas se enfrentan al gobernador Duarte. Meses atrás, un grupo de intelectuales solicitó la cancelación del Hay Festival en Xalapa, Veracruz. A la luz de lo ocurrido en la Narvarte el asunto del Hay Festival cobra una nueva dimensión. Malentendimos el problema. Nunca se trató del Hay Festival. La discusión siempre giró alrededor de Duarte. Resultaría de una ingenuidad sin precedentes afirmar que si en lugar de pedir la salida del Hay Festival de Xalapa hubiéramos presionado por la destitución de Duarte, Rubén Espinosa continuaría con vida. Pero existió un equívoco. En lugar de cargarse al festival se debió exigir la salida del gobernador.

El Gobierno Federal debe cuestionarse la pertinencia de Javier Duarte entre sus actores. Además de las peticiones contenidas en la carta abierta, debe exigirse la salida de Javier Duarte del escenario político del país. Duarte ya no cabe. Por los periodistas asesinados. Por los desaparecidos. Porque Rubén Espinosa jamás habría tenido que huir al df si en su estado hubieran existido garantías. Porque Veracruz es uno de los estados con crisis de seguridad más aguda del país. No es la primera ocasión que la opinión pública y grupos de resistencia se enfrentan a un gobernador. Y en todos las contiendas jamás se ha conseguido la destitución de un jefe de gobierno. Baste Oaxaca como ejemplo. Sin embargo, este país no resiste un periodista más asesinado. México ya no soporta más crímenes. Con el caso Rubén Espinosa hemos tocado fondo. ¿Qué esperamos? ¿Otro colega, otro periodista más finiquitado? Duarte se debe marchar.

A raíz de los sucesos de la Narvarte el tema del Hay Festival ha resurgido en distintas plumas. Juan Villoro menciona que Duarte otorgaba cerca de un millón de dólares al Hay Festival. Lo que remite a la misma discusión acerca de los recursos. El dinero no provenía de los bolsillos de Duarte. Y un evento de la magnitud del Hay Festival, que reúne a personalidades de todo el mundo, no es precisamente barato. Lo que da rabia es que las condiciones no cambiaron nada al retirar el festival. Un periodista más de Veracruz, Rubén Espinosa, fue asesinado. Y al gobierno estatal nunca le preocupó que el Hay se fuera de Xalapa. Duarte se precipitó a anunciar la creación de su propio festival.

Me opuse a la salida del Hay Festival de Veracruz porque me parecía, con su proporción guardada, un embargo cultural, parecido al embargo económico de Estados Unidos contra Cuba. Los cubanos qué culpa tenían. La población cultural de Xalapa tampoco era culpable. Me inunda un profundo coraje reconocer que nos fuimos nosotros, los que pensamos, leemos, dialogamos, y se quedó el asesinato, la impunidad, la corrupción. No debemos volver a dejar a Veracruz solo. Duarte tiene que irse. Exijámoslo, es nuestro deber. Fuera Duarte.

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