18 de octubre de 2016

SOBRE LA CANDIDATURA INDEPENDIENTE DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL (EZLN)


La cuestión que se nos presenta es cuál es la intención del EZLN al proponer la postulación de una mujer indígena como candidata independiente a la Presidencia de México en las elecciones del 2018. Esta cuestión se plantea así porque el anuncio, derivado del Quinto Congreso Nacional Indígena (CNI), ha provocado reacciones hostiles por parte de la izquierda electoral, sobre todo la vinculada a Andrés Manuel López Obrador, quien pretende contender por tercera vez consecutiva.

Hay resquemores de antaño. En su primera postulación, hace ya una década, en el año 2006, el ex jefe de gobierno de la capital arrancó como favorito. Su posición de ventaja en todas las encuestas provocó una reacción en diversos flancos por parte de sus adversarios. El entonces Vicente Fox (PAN) intervino, como él mismo ya ha aceptado (http://bit.ly/2e1yCCG). No fue sólo él, se recuerdan episodios como los llamados "videoescándalos", que buscaban desprestigiarlo. López Obrador ha señalado al expresidente Carlos Salinas como el responsable (http://eluni.mx/2em6ll9). Además de los ataques de los políticos involucrados en esa campaña contra el puntero, recibió metralla por parte de la oligarquía. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) jugó un papel, incluso con spots (http://bit.ly/2ed5LYe). Hablando del sector privado, la empresa Televisa fue por lo menos tendenciosa en contra del candidato de izquierda (http://bit.ly/2em7jhd).

Con la oposición del PRI y del PAN, de las cámaras empresariales, de los medios más grandes y del mismo presidente en turno, López Obrador además enfrentó un proceso de desafuero, que buscaba, sin más, impedirle participar en las elecciones. Superado ese escollo, y con el PRI muy atrás en sus pretensiones, después de la desastrosa y divisoria nominación de Roberto Madrazo, la derecha se aglutinó alrededor de Felipe Calderón, el candidato del PAN. La campaña fue muy sucia y se enfocó en presentar al tabasqueño como un "peligro para México". El discurso era muy esquemático: México, con la "apertura" y la "liberalización" desde fines de los 80 ha logrado "estabilidad macroeconómica", que requiere "responsabilidad" en las finanzas públicas. López Obrador, que critica el "neoliberalismo", amenazaría esa "estabilidad". Se le pintaba como un abanderado del retroceso al estatismo y la irresponsablidad del viejo régimen priista, que provocaba crisis periódicas muy graves. Se le comparaba a López Obrador con Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, se pintaban escenarios catastróficos de fuga de capitales, cierre de empresas, retiro de inversiones, devaluaciones, etcétera.

Al final, la derecha obtuvo el triunfo por un margen muy pequeño, de apenas el .35%, menos de 250 mil votos a nivel nacional. López Obrador acusó fraude y empezó una fase de protestas, que derivarían en su declaración como "presidente legítimo" y en los inicios de un movimiento social que se convertiría en MORENA. México inició así la presidencia de Felipe Calderón, quien decidió darle un perfil militarista con la "Guerra contra el narco", de resultados no sólo magros sino terribles, que todavía arrastramos.

Pues bien, con un López Obrador atacado por todos lados en ese contexto, el subcomandante "Marcos" salió de un periodo de retiro de los reflectores, después de casi cuatro años. Apareció para lanzar la "Otra campaña", en el año 2005, al mismo tiempo que se calentaban los motores para las elecciones presidenciales del año siguiente. Esa "Otra campaña" sería una gira nacional encabezada por el subcomandante. En su primer mensaje a la prensa, en Chiapas, antes de emprender su recorrido, acompañado por un pingüino, el "Delegado Zero", hizo declaraciones sobre los partidos y los aspirantes. Fue duro contra el PRD y contra López Obrador, de quien dijo que "nos va a partir la madre a todos". Llamó a una "venganza" contra el partido del sol azteca y amenazó con "hacerlos pedacitos" (http://bit.ly/2eeXsKA). Fue en ese momento cuando se fundó esa hipótesis de que el EZLN "le hace el juego al gobierno", cosa que reiteró hace unas horas López Obrador, ante el anuncio de la candidata zapatista en 2018 (http://bit.ly/2dtO3kg).

Con "hacerle juego al gobierno" uno puede entender varias cosas. Una sería que el EZLN tiene motivos legítimos y propios, pero que salir justamente a declararlos y difundirlos, descalificando, como en el 2006, a López Obrador, es por lo menos fuera de tiempo, intempestivo y erróneo. Pues termina beneficiando a la derecha, al PRI y al PAN. Ahora, rumbo a 2018, el EZLN no se limita a descalificar a todos los partidos y al sistema, sino que además anuncia su intención de apoyar a una candidata propia. En 2006, López Obrador tenía expectativas, en 2012 no era lo mismo (y el EZLN en ese año prácticamente no hizo acto de presencia). Ahora que López Obrador vuelve a tener opciones, los zapatistas levantan la mano. Un lopezobradorista podría sospechar que su "intención" es sólo golpetear o disminuir las posibilidades del líder de MORENA. Y como la descalificación ya ha sido ensayada y puede preverse que no resultará ahora igual, entonces se lanza la candidatura, para que el impacto contra él sea mayor. Ésa sería, en resumen, la hipótesis de un crítico del EZLN desde el lado lopezobradorista.

Esa suposición puede ir más allá. Pues "hacerle juego al gobierno" sugiere que el EZLN no sólo golpetea a López Obrador siguiendo principios legítimos y una agenda propia, sino que realmente los zapatistas, o sus dirigentes, estarían manipulados por la derecha del PRI y del PAN. Es decir, no sería un conflicto entre expresiones de izquierda, sino entre una izquierda, la de AMLO, y un títere de la derecha disfrazado de izquierda, que sería "Marcos" y el EZLN. Vayamos por partes. Para empezar, el anuncio de la candidatura independiente, como decíamos, se dio en el marco del Congreso Nacional Indígena, celebrado en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, del 9 al 14 de octubre. Fue un congreso de conmemoración por los 20 años del primero de estos eventos, celebrado del 9 al 11 de octubre de 1996, en plena época de negociaciones y establecimiento de los Acuerdos de San Andrés, aún incumplidos por parte del gobierno federal.

En este Quinto Congreso participaron unos 400 representantes de 32 pueblos indígenas, incluso de otros países, como Guatemala, Bolivia o Colombia. "Marcos", que ahora se hace llamar "Galeano", estuvo presente en la sede, la Universidad de la Tierra (UNITIERRA). Fueron varios días de discusiones. De hecho, en la inauguración, desde el mismo presídium, donde "Galeano" pero también el "comandante Tacho" estaban presentes, se descalificó la vía electoral (http://bit.ly/2dmJftp). Fue, sin embargo, después de los trabajos y en el documento difundido como producto del Quinto Congreso donde se anunció la polémica candidatura. El texto lleva por título un verso del himno nacional mexicano, "Que retiemble en su centros la Tierra". Se hace una denuncia de 27 puntos, relacionados con problemas particulares de pueblos indígenas en México y en otros países.

Por ejemplo, en el punto 1 se denuncia el despojo de tierras del pueblo Coca por parte del empresario Guillermo Moreno en Jalisco. En el punto 2 la denuncia viene en defensa de los pueblos Otomí Ñhañu, Ñathö, Hui hú, y Matlatzinca del Estado de México, quienes enfrentan "megaproyectos" carreteros y de transporte por rieles. En el punto 8 se denuncia que los pueblos Nahua y Totonaca son perjudicados por las fumigaciones aéreas. la minería y la extracción e hidrocarburos. En el punto 12 se señala que el pueblo Amuzgo de Guerrero sufre el despojo de aguas del Río San Pedro, que se desvía para abastecer la ciudad de Ometepec. En el 19, el afectado es el pueblo Náyeri por proyectos hidroeléctricos en Nayarit. Se denuncia, por fin, en el punto 27, que la nación Dakota, asentada en Estados Unidos, es amenazada por la construcción de gasoductos y oleoductos (http://bit.ly/2dCvF6m). No se trata, pues, de una ocurrencia solitaria de "Galeano", de los líderes zapatistas y ni siquiera del EZLN en su conjunto. Casi al final del documento, es cuando se anuncia lo de la candidatura:

"Ante todo lo anterior, nos declaramos en asamblea permanente y consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este Quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país".

Hay que subrayar algo: los indígenas, representados por los cientos de delegados del CNI, tienen problemas propios y muy graves. Políticamente esto se traduce en que tienen una agenda propia. Sus problemas los enfrentan todos los días en sus territorios, son amenazados y dañados por políticos y empresarios. En una palabra, ellos afrontan directamente lo más crudo del capitalismo. Se reúnen para exponer y discutir sus asuntos. Y han elaborado un texto, después de días de diálogos e intercambios, en el que expresan su diagnóstico propio y las acciones que han acordado emprender.

Pero parece que, de todo eso, a los seguidores de López Obrador sólo les viene a interesar lo que les afecta, en su afán por que el ya dos veces candidato presidencial logre su objetivo. No discuten los problemas de los indígenas ni discuten las denuncias expresadas. No son sus problemas. Lo único que parece llamarles la atención es lo que ven como amenaza a su opción política. Recurren entonces a la descalificación automática, el insulto, la simplificación y las suposiciones, que casi son teorías conspirativas. El CNI entero estaría dominado por el EZLN y el EZLN, a su vez, por "Marcos", quien además es una marioneta del PRI y del PAN. Ése es su nivel de análisis, que revela su nivel de dogmatismo, o fanatismo, en relación a lo que parece su único -y estrechísimo- objetivo: que López Obrador llegue a Los Pinos.

Pero los zapatistas no se limitan a una elección presidencial y saben bien que quizá no puedan ganar. Ellos denuncian directamente al sistema económico y se declaran abiertamente anticapitalistas. Como hemos dicho, tienen sus propios problemas, que no son de cualquier tipo, sino que implican su destrucción como pueblos. Y de ahí ellos han diseñados sus formas de organización, su agenda y sus propuestas, entre las que está esa candidatura de una mujer indígena, sin partido y de izquierda. Ante eso, lo de López Obrador y sus seguidores se antoja muy pobre, limitado. Ellos podrán o no verse afectados por la candidatura zapatista, pero eso no les quita el derecho a los indios a decidir por sí mismos. Son indios alzados, no niños, no títeres, no marionetas, como parece que los pintan sus adversarios dogmáticos.


TOMADO DE CAROLUS DELGADILLO

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