1 de febrero de 2017

ANTES DE VIVIR HUMILLADO

ANTES DE VIVIR HUMILLADO

Me tragaré un pedazo de océano
y brindaré por los peces sabios
que nadan sobre un incendio,
sepultaré la luz en la media luna de tus párpados
para segar la pampa de un olvido,
llegaré hasta los límites de lo inasible
para engarfiar mi corazón a un pez vela
clavaré mis letras en el quicio de una penitencia
y ahuyentaré blasfemias de heresiarcas y sifilíticos 
 para evitarle el susto al vitruvio que llevo dentro.
Nada perecerá en mí
salvo la estúpida tarde que se limpia los labios
con un pañuelo sembrado de cicatrices
escupiendo ardores por su lengua de luz
más allá de la lluvia, el muelle perdido
y el agua derramada del baptisterio.
Inviolada seguirá mi conciencia
aunque el grito desgarrado del sentenciado
no taladre las orejas del verdugo
que se limpia las crueldades con el tizne 
del pecado en el cadalso de su postrera maldad.
Todo permanecerá de pie 
aun cuando el alma silbe un silencio 
en derredor del coraje que cunde por todos lados
y el día calle una lágrima 
que gotea dolor e impotencia.

Mis puños persistirán alzados 
buscando otros puños, otros ojos, otros labios
que incendien las praderas del oprobio, 
diluyan el desamor en un torrente libertario 
e inventen la poesía que ponga en su lugar 
a truhanes, infames y miserables 
que se han adueñado del mundo.

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